El tabaco : un enemigo más alla del cáncer

El tabaco : un enemigo más alla del cáncer

Junto al elevado riesgo de padecer alguna de las diferentes formas de cáncer en el aparato respiratorio, el fumador se encuentra expuesto a una larga lista de riesgos para su salud.

Enfermedades cardiovasculares, úlceras digestivas, faringitis y laringitis crónicas, afonías, alteraciones del olfato, dolencias dentales, artritis reumatoide y trastornos psicológicos son algunas de las amenazas que se esconden tras el humo de un cigarrillo.

El uso del tabaco se generaliza en el siglo XVIII; comienza a ser una costumbre social y a lo largo del siglo XIX, con la revolución industrial, se difunde el hábito y se incrementa el consumo a raíz de la fabricación de cigarrillos manufacturados.

Un desarrollo posterior, fruto de los grandes intereses económicos en los países productores, se une a eficaces campañas publicitarias que hacen crecer considerablemente el número de fumadores en todo el mundo.

Si analizamos lo que esconde un cigarrillo, nos encontramos con miles de sustancias que se producen por la combustión del tabaco. Éstas actúan sobre el aparato respiratorio y algunas de ellas son también absorbidas, pasando a la sangre, desde donde actúan sobre otros órganos y tejidos del organismo.

Segun Héctor Mateo, presidente de la Fundación Dominicana de Cardiología,el aire y la publicidad, son los dos vehículos con mayor influencia en la aparición de la epidemia de morbilidad y mortalidad por consumo de tabaco. Explica que el primero daña el organismo porque transporta o esparce el humo en el ambiente, y que el segundo torpedea al promocionarse el tabaquismo como un estimulante, como una falsa perspectiva, la cual casi siempre va dirigida a los jóvenes, de ahí la iniciación temprana en el consumo de cigarrillos

Como actua el tabaco en nuestro cuerpo

Al inhalar el humo, la nicotina actúa en el cerebro de forma casi inmediata produciendo una acción gratificante para el sujeto; la reiterada práctica de esta conducta termina por convertirse en hábito para el fumador.

A partir de ese momento, la supresión brusca de la tasa de nicotina en sangre produce diversos síntomas que manifiestan el síndrome de abstinencia del tabaco. Entre estos síntomas de adicción se encuentra la intranquilidad o excitación. Ésta es una de las razones de que a los fumadores el cigarrillo les parezca relajante, cuando sin embargo el tabaco produce un efecto estimulante.

El nerviosismo que el cigarrillo consigue aliviar es la prueba de la adicción que la nicotina produce en quien ya está habituado a su consumo. Otros síntomas de la dependencia a la nicotina son el aumento de la tos y la expectoración, ansiedad y agresividad, mal humor, falta de atención y concentración, e incluso aumento del peso corporal.

El humo del tabaco produce una acción dañina sobre las vías respiratorias. Esto se debe a la presencia de múltiples sustancias irritantes como acroleína, fenoles, peróxido de nitrógeno, ácido cianhídrico, amoníaco, etc., que producen constricción bronquial, estimulación de las glándulas secretoras de la mucosa, y en general, una alteración importante de todos los mecanismos de defensa del pulmón.

El tipo de cáncer mayormente relacionado con el consumo de cigarrillos es el cáncer de pulmón, pero no es el único que amenaza a los fumadores.El riesgo de padecer cáncer de laringe, boca, esófago y páncreas también es elevado en los fumadores. El humo del tabaco contiene además otras sustancias nocivas como amoniaco, benzoireno, cianuro de hidrógeno, dióxido de carbono, restos de plomo o arsénico y monóxido de carbono.

Como actua el tabaco en nuestro cuerpo

Al inhalar el humo, la nicotina actúa en el cerebro de forma casi inmediata produciendo una acción gratificante para el sujeto; la reiterada práctica de esta conducta termina por convertirse en hábito para el fumador. A partir de ese momento, la supresión brusca de la tasa de nicotina en sangre produce diversos síntomas que manifiestan el síndrome de abstinencia del tabaco.

Entre estos síntomas de adicción se encuentra la intranquilidad o excitación. Ésta es una de las razones de que a los fumadores el cigarrillo les parezca relajante, cuando sin embargo el tabaco produce un efecto estimulante. El nerviosismo que el cigarrillo consigue aliviar es la prueba de la adicción que la nicotina produce en quien ya está habituado a su consumo.

Otros síntomas de la dependencia a la nicotina son el aumento de la tos y la expectoración, ansiedad y agresividad, mal humor, falta de atención y concentración, e incluso aumento del peso corporal. El humo del tabaco produce una acción dañina sobre las vías respiratorias. Esto se debe a la presencia de múltiples sustancias irritantes como acroleína, fenoles, peróxido de nitrógeno, ácido cianhídrico, amoníaco, etc., que producen constricción bronquial, estimulación de las glándulas secretoras de la mucosa, y en general, una alteración importante de todos los mecanismos de defensa del pulmón.

El tipo de cáncer mayormente relacionado con el consumo de cigarrillos es el cáncer de pulmón, pero no es el único que amenaza a los fumadores.El riesgo de padecer cáncer de laringe, boca, esófago y páncreas también es elevado en los fumadores. El humo del tabaco contiene además otras sustancias nocivas como amoniaco, benzoireno, cianuro de hidrógeno, dióxido de carbono, restos de plomo o arsénico y monóxido de carbono.

Efectos a largo y corto plazo

Los fumadores incrementan su riesgo a padecer múltiples enfermedades que

afectan al aparato respiratorio, al aparato circulatorio, digestivo, inmunológico y renal. Frente a la amenaza que supone el cáncer de pulmón para los fumadores, junto a otros tipos de cáncer citados anteriormente, el tabaco extiende sus efectos hacia el resto de órganos, convirtiéndose en el origen de importantes dolencias que afectarán al consumidor habitual a corto y a largo plazo.

El aumento de enfermedades cardiovasculares es un ejemplo de cómo los peligros del tabaco van más allá del aparato respiratorio. La incidencia de un ataque cardiaco aumenta de 2 a 4 veces en los fumadores; la arteriosclerosis es también un riesgo importante en los fumadores, y esta lesión favorecerá el desarrollo de trastornos vasculares y cerebrales.

Tips para dejar de fumar

-Fije una fecha para dejar de fumar y no la modifiques.· Cambie el entorno y elimina ceniceros, encendedores, cigarrillos y cajetillas.

-Informe a familiares, amigos y compañeros de trabajo de tus intenciones, pidiéndoles expresamente su apoyo.· Hable con su médico familiar o un psicólogo para que te brinde orientación y consejo en caso de que lo requieras.

-Si sabe de grupos de ayuda personal, por teléfono o correo electrónico, recurre a ellos sin dudarlo.

- Sé realista y toma en cuenta que la mayoría de los pacientes reinciden alguna vez en el hábito, sobre todo durante los primeros tres meses de tratamiento. Por ello, es importante que no te desanimes si te ocurre esto y que acudas a tu especialista o grupo de apoyo para establecer una nueva estrategia para dejar de fumar.

-Finalmente, es importante que si desea dejar de fumar para siempre se dé la oportunidad de intentarlo, y piense que si muchas personas lo han logrado, usted también puede hacerlo. Debe tener en cuenta que se trata de una decisión muy importante, que definitivamente, beneficiará a su salud.