martes, 28 de agosto de 2007

Instruye en pintura a niños discapacitados y limpiabotas

Mary Esther Campusano

BONAO.- Al preguntarle a un niño de 9 años lo que le gusta hacer, respondería que jugar e ir a la escuela, más no es el caso de todos los niños, ya que muchos tienen que irse a la calle a trabajar para llevar el pan a su hogar.

Este es el caso de un niño al que llamaremos Luis, sólo tiene 9 años, y su tamaño y condiciones no son las normales para un niño de su edad.

Luis limpia zapatos en el parque central de la ciudad de Bonao, procede de una familia de diez hermanos, donde el mayor murió en un accidente, y éste debe dedicarse a limpiar zapatos para ayudar a su madre que lava por encargo. Con tristeza cuenta que su padre no les provee nada para el sustento.

Luis está en cuarto grado, pero su vida cambió al tener como opción una actividad que le llena de gozo: la pintura.

La Fundación Bonao Para la Cultura que preside el maestro de pintura Cándido Bidó, ejecuta una serie de proyectos de superación en el arte de la pintura dirigido a los niños y jóvenes de la ciudad de Bonao en particular y a la provincia Monseñor Nouel en general.

Un aporte a la erradicación del trabajo infantil lo constituye el programa de pintura y dibujo dirigido a niños limpiabotas.

Este programa busca devolverle a estos niños la infancia perdida, y contempla acciones que permitan garantizar una mejor calidad de vida a aquellos que desde temprano en la mañana salen en busca del sustento.

La maestra y subdirectora de la fundación, Carmen García de Rosario, es optimista cuando habla del programa de atención a los niños limpiabotas. Dijo que este programa ha tenido una buena acogida ya que los educan en el arte y les brindan disciplina y normas de conducta.

Las clases se ofrecen durante dos horas los sábados en la mañana y por el tiempo que permanecen recibiendo docencia, se les paga la cantidad de 20 pesos a cada uno, cifra que representa el valor aproximado de lo que habría hecho cada uno de no haber asistido a las clases. Ese dinero ellos lo llevan a sus casas para contribuir en algo con los gastos del hogar.

Hoy integran ese programa unos diez niños, algunos de procedencia haitiana:
“La mayoría no viene por si mismos. Por eso, vamos al parque a recoger a los limpiabotas, les brindamos el material que necesitan, es una labor digna de encomio sin jactancia ninguna, pero la hacemos de corazón”, indicó.

“En el tiempo de existencia del programa algunos niños lo han abandonado, algunos nuevos lo han integrado, y si observamos el resultado de las obras que ellos realizan todas las semanas, nos damos cuenta que en los mismos, con independencia del rumbo que tomen sus vidas, hay indicaciones de una instrucción cultural difícil de olvidar y de alguna forma un aporte en el resto de sus vidas”, dijo la señora Rosario.

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