lunes, 2 de julio de 2007

Romances por la Internet

POR PATRICIA FRANJUL

Poco a poco se han sustituido los métodos habituales de conocer a una pareja e iniciar un romance. En el pasado los pretendientes iban a la casa de la joven y a la vista de toda la familia conversaban, haciendo la comunicación directa y personal.

Actualmente, estos rituales se han quedado atrás para dar paso a los romances vía Internet, a través de salas virtuales, donde personas de todo el mundo se encuentran para entablar relaciones y encontrar el amor.

En sentido general la Red es una vía de comunicación, altamente efectiva para contactar a personas de todas partes del mundo y para intercambiar informaciones que de otro modo serían inaccesibles. Chatear es uno de los métodos más populares para relacionarse, hacer amistades y ligar.

Miles de usuarios se comunican cada día a través de e-mails, una herramienta que se ha vuelto vital para la comunicación.
Las cuentas de e-mail suelen tener Messenger, programa para intercambiar mensajes instantáneos; foros donde se comparten opiniones y las listas de correo, que distribuyen informaciones a sus miembros; y, los SMS mensajes escritos que se envían por teléfono móvil.

Estos recursos permiten superar las distancias físicas y traen consigo ventajas e inconvenientes. Se puede saciar la curiosidad, formar grupos para compartir intereses e incluso encontrar un espacio para combatir el aislamiento, pero también pueden llevarnos a un mundo de mentiras y frustraciones.

Relaciones virtuales

Esta forma de relacionarse, cada día va en aumento, ya que es más fácil entablar una amistad con una persona en la Red, totalmente desconocida y con la cual las posibilidades de un encuentro son remotas, que un encuentro real, cara a cara. El nivel de compromiso es menor, especialmente cuando se trata de transmitir afectos y sentimientos.

Quienes disfrutan de relacionarse a través de Internet suelen experimentar una sensación de libertad que no les da las relaciones ordinarias, ya que sienten que tienen el control de la relación. Pueden romper el contacto de forma unilateral y sin explicaciones, con tan sólo un clic de su mano. Creen controlar la situación ya que unas simples charlas no representan compromiso ni consecuencias.

El problema que subyace en esta práctica, aparentemente inocente, es un miedo al compromiso, que se debe trabajar y superar, ya que afecta tanto las relaciones virtuales como las personales. El miedo a sufrir y a entregar el corazón en una relación directa, empuja a las personas a conversar con desconocidos, que pueden mantener a distancia si se sienten vulnerables.
Los romances virtuales recrean un mundo de fantasías y sueños ya que la realidad está lejana y no la podemos ver. Pero hay un aspecto muy real y es que las conversaciones tienen un alto contenido sexual.


Las personas llegan a mantener una especie de relación sexual a distancia, que sustituye el mecanismo tradicional. Para ello se valen de recursos como cámaras web, que visualizan la acción al otro lado de la pantalla con micrófonos conectados al computador.

Mentiras

Las relaciones virtuales dan espacio a que desde el primer momento se puedan decir mentiras, hasta en los detalles que en persona es imposible ocultar tales como edad, sexo y aspecto físico.
También se pueden alterar datos con respecto a la ubicación geográfica, situación familiar, económica y social.


Además, se pueden ocultar facetas de la personalidad que, por lo regular, no se quieren evidenciar, desde un tartamudeo hasta la timidez.
El aspecto físico muchas personas suele alterarlo, describiéndose de acuerdo a su fantasía del aspecto ideal. Cuando la pareja finalmente se reúne puede encontrarse con alguien totalmente opuesto a como lo esperaba.

Y lo peor dentro de estas mentiras no es una posible desilusión, sino la falta de autoestima que motiva a mentir sobre sí mismo y el nivel de calidad que puede tener una relación basada en mentiras.
La baja autoestima hace que mucha gente se limite a mantener relaciones cibernéticas, ya que dudan de sus atributos físicos y sienten miedo a ser rechazados si se les conoce personalmente. El miedo se pierde en el ciberespacio, porque “nadie nos ve ni nos conoce”.

Con el lenguaje escrito se pueden fabricar vidas lejos del verdadero rol desempeñado en la sociedad y las personas descubren por momentos sus interioridades, buenas o malas. Pueden jugar a ser otra, o utilizar un lenguaje impensable para otros entornos.

El problema radica en que estas conversaciones, que surgen como un entretenimiento, pueden convertirse en verdaderas adicciones que nos alejen de las relaciones interpersonales, de los familiares y amigos.

Algunos síntomas dependencia son: dedicar todas las horas libres a relacionarse por Internet, descuidar o romper los lazos de amistad personales, sentirse irritable o agresivo cuando no logra entablar conexión, negar que tiene dependencia luego de presentar los síntomas anteriores y ser capaz de dedicar mucho más tiempo a una conversación virtual (incluso durante las horas de sueño), de lo que es capaz de dedicar a una relación personal, al trabajo y a sus obligaciones.

Es necesario aclarar que la Internet no es una herramienta maligna, sino que las patologías existen en algunas personas que la utilizan y hacen de ella su refugio. Otras personas despiertan a las patologías o las agudizan con la información obtenida por esta vía, como es el caso de los mirones, que encuentra en la Red material pornográfico y los sadomasoquistas que han creado agrupaciones y páginas para dar a conocer sus técnicas de torturas y su lenguaje. O sea, que la Internet permite hacer daño y expone a sus usuarios a sufrirlo.

Muchas jóvenes, inocentemente han pautado citas con hombres que les prometen realizar sus sueños e ilusiones, personas que tienen tiempo conociendo, pero al final puede ser alguien con trastornos de la personalidad, haciendo que el encuentro termine en algo trágico como una violación, rapto, etc.

Bueno o malo

Muchos se cuestionan si las relaciones a través de estas nuevas tecnologías son perjudiciales o no. Los resultados varían desde personas que han encontrado a su media naranja y están felizmente casadas hasta encuentros que han tenido finales desastrosos.

Sin embargo, independientemente de estos resultados, las relaciones virtuales suelen convertirse en un problema para la pareja si son el único instrumento de comunicación.
El contacto con otro ser humano, abarca más que simples mensajes escritos.


Tanto el hombre como la mujer necesitan utilizar sus sentidos para conocerse, recibir caricias y mimos, sentir la suavidad de la piel, oler el aroma natural del cuerpo, ver los gestos y ademanes, vivir momentos especiales y un punto muy importante, compartir la intimidad sexual.
Para que una relación avance y se solidifique tienen que darse a conocer todos los aspectos de la vida personal.


Cuando se mantiene únicamente por medio de un computador, la pareja se pierde de identificar actitudes que pueden cambiar su opinión sobre la calidad del prospecto. Por ejemplo, cómo es su trato a los demás, higiene personal, nivel de responsabilidad, de agresividad, sus habilidades sociales o incluso si mantiene relaciones paralelas.

Si logramos hacer de la Internet un lugar sano para crear amistades y enriquecer nuestras relaciones, crearemos un sitio donde nuestra voz se puede escuchar, conversar y aprender cosas nuevas, conviertiéndose en una herramienta para nuestro crecimiento personal

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